Un aceite de buena calidad es la única manera de garantizar una vida larga sin problemas, especialmente en los diésel con filtro anti partículas. Los motores de los coches cada vez tienen más prestaciones y sufren más.

Te damos las claves para elegir el mejor aceite para tu coche.

El aceite del coche es una de esas cosas en las que no merece la pena ahorrar ni un céntimo, sobre todo en los motores actuales diésel con filtros anti partículas. En contra de lo que la mayoría piensa, el aceite no sólo tiene que lubricar las partes que están sometidas a rozamiento en el interior del motor. Además de eso, debe limpiar y arrastrar la suciedad que se genera en la combustión y, especialmente, refrigerar las partes internas, que no están en contacto con el líquido refrigerante.


Los modernos motores sobrealimentados someten a muy altas temperaturas a piezas como los pistones. Éstos no están en contacto con el refrigerante del motor (que en realidad sólo enfría el exterior de los cilindros y la culata), por lo que muchos fabricantes los enfrían mediante chorros de aceite directamente dirigidos a la falda del pistón. El turbo también es un elemento que alcanza temperaturas extremas y que debe ser refrigerado y lubricado, por lo que un buen aceite es absolutamente imprescindible.

El gasóleo diluido en el aceite resta propiedades lubricantes y reduce su punto de ebullición, por lo que es muy importante que esté aditivado para este problema. Los fabricantes de coches conocen a la perfección las características de sus motores y especifican en el manual de instrucciones del usuario qué tipo de aceite debe utilizar. Entre 5 litros de aceite bueno y 5 litros de aceite corriente puede haber una diferencia máxima de 80 euros. Pretender ahorrar 80 euros cada 20.000 km y arriesgarnos a sufrir una avería de más de 2.000 euros es absurdo.

El aceite que usemos en nuestro coche puede ser de cualquier marca (mejor una de reconocido prestigio), pero obligatoriamente debe cumplir con las especificaciones marcadas en el manual de usuario, las cuales indican los estándares que debe haber superado el aceite que se puede usar en su motor.

Aquí va la primera regla: Utiliza sólo el tipo de aceite recomendado por el fabricante.

En las latas de aceite hay infinidad de letras y números que nos indican sus cualidades y las normas de homologación que han superado para los distintos fabricantes de automóviles. Una de estas características del aceite es su viscosidad. En el
lenguaje tendemos a confundir viscosidad con densidad. La viscosidad es la resistencia que tiene un líquido a fluir. Para entenderlo con un ejemplo muy gráfico, podemos pensar en la miel. La miel, cuando está líquida a temperatura ambiente, es
muy viscosa, pero tendemos a decir que es muy densa o espesa. El aceite es más viscoso que el agua, pero es menos denso, por eso flota sobre el agua, lo mismo que el petróleo.

Si calientas un poco el tarro con miel, verás que se vuelve menos viscosa, parece más líquida. Con el aceite de cocina pasa lo mismo. Al echarlo en la sartén frío, está más viscoso que cuando lo calentamos. Lo mismo le sucede al aceite del motor, a mayor temperatura se hace menos viscoso, pero esto es un inconveniente, porque, si pierde su viscosidad, deja de lubricar bien. Para evitarlo, los fabricantes de aceite añaden aditivos que hacen que la viscosidad aumente con la temperatura. El grado de viscosidad viene indicado con 2 cifras con una W en el medio

Cuando vemos que en el envase del aceite pone 0W30, quiere decir que su viscosidad en frío es de grado 0 y en caliente de grado 30. En general, suele interesar un grado de viscosidad en frío lo más bajo posible para que el aceite fluya mejor y llegue lo antes posible a las piezas a lubricar. Lo normal en los motores modernos es que se empleen aceites con grados de viscosidad en frío entre 0 y 10 (siempre son múltiplos de 5).

Por lo general, en el manual de instrucciones del coche se especifica claramente el grado de viscosidad que se debe emplear. A veces incluso hay dos valores, uno para climas fríos y otro para los cálidos. No debes emplear jamás un aceite con una viscosidad diferente a la marcada en el manual del coche.

Además de la viscosidad, el aceite tiene otras muchas características importantes:

  • Untuosidad: es el tiempo que el aceite permanece sobre una superficie sin evaporarse ni escurrirse. Es importante que un aceite sea untuoso para proteger las piezas internas del motor de la corrosión y mantener cierto grado de lubricación, aunque no usemos el coche durante un largo período.
  • Punto de ebullición: es la temperatura a la que el aceite empieza a hervir y evaporarse.
  • Punto de combustión: es la temperatura a la que el aceite empieza a arder.
  • Punto de carbonización: es la temperatura a la que los residuos del aceite se convierten en sólidos.
  • Tolerancia a las cenizas: los motores diésel generan mucha carbonilla que debe ser arrastrada por el aceite (por eso se pone negro rápidamente el aceite de las mecánicas de gasóleo). El lubricante que utilicemos debe poder diluir bien estas cenizas.

Todos estos datos vienen especificados en el envase y se contemplan dentro de las distintas normas de homologación. Hay fabricantes, que exigen sus propias características y estándares de homologación para el aceite. Si el aceite que vamos a comprar las cumple, debe venir especificado en el etiquetado como “Cumple norma …” y el código que corresponda. Existe una norma internacional que es la API(American Petroleum Institute). En la etiqueta veremos, por ejemplo “API SLCF”. Esto nos indica el grado con el que ha superado los ensayos de esta entidad de homologación. Cuanto más alta sea la letra que acompaña a la S, más calidad tiene el aceite (mayor untuosidad, mayor punto de ebullición, etc). Es decir, un API SL es un aceite de mayor calidad que un API SF, por ejemplo.

Tipos de aceite

Existen varios tipos de aceite para motores dependiendo de su composición química. Algunos de ellos ya no se usan en los motores modernos, que, en general, sólo admiten aceites sintéticos.

Los principales tipos de aceite son:

  • Minerales: apenas se utilizan hoy en día, sólo para algunos coches clásicos y maquinaria. El aceite contiene algunas partículas minerales con poder lubricante, principalmente grafitos.
  • Monogrado: este tipo de aceites trabaja bien en una banda de temperaturas muy estrecha, por lo que es importante cambiar el aceite en invierno y en verano. También están en desuso.
  • Multigrado: son aceites que se pueden utilizar durante todo el año, porque su banda de temperaturas de trabajo lo permite. También están en desuso en los coches modernos.
  • Semi sintéticos: se conocen con este nombre aquellos aceites a los que se les añaden algunos compuestos químicos que varían su comportamiento con la temperatura, sus cualidades como detergente, etc.
  • Sintéticos: contienen más aditivos y están más preparados para soportar el duro castigo al que someten a los lubricantes los motores modernos.

Cuándo se debe cambiar el aceite del coche.

Una vez más, es el fabricante quien especifica los plazos de mantenimiento. Hay que tener claro que el aceite no sólo se estropea con los kilómetros que hacemos, también el tiempo pasa factura, por lo que en el plan de mantenimiento se suele especificar, por ejemplo, que se cambie el aceite cada 20.000 km o un año, lo que antes suceda.
No ahorres con el filtro de aceite. Hay gente que tiene la mala costumbre de cambiar el filtro cada dos cambios de aceite o utilizar filtros de oferta y de mala calidad. No sirve de nada poner aceite nuevo y dejar el filtro viejo. Cambia el aceite y el filtro de aceite (de calidad) a la vez.

No alargues los plazos de mantenimiento y cambia el aceite, como máximo, en el plazo estipulado por el fabricante de tu coche. En algunos modelos, el cambio de aceite no es fijo y varía en función del uso que hagamos, nuestro estilo de conducción, etc… En el display del tablero de instrumentos nos indicará el índice de calidad del aceite y cuándo debemos cambiarlo.

Las principales averías provocadas por un mal aceite

El principal problema por utilizar un mal aceite o no seguir los plazos de mantenimiento marcados por el fabricante es que acortamos la vida del motor drásticamente. Un mal aceite puede provocar que gripemos la mecánica (los pistones se quedan agarrados al cilindro por la falta de lubricación), dejando completamente inútil el coche.

Todas las averías provocadas por un mal aceite suponen un desembolso importante, como verás a continuación:

Gripado de la mecánica: un mal aceite puede provocar que se obstruyan algunos conductos de lubricación y dejar en seco determinados componentes como los casquillos de biela, provocando su gripado. Un motor reconstruido tiene un coste de entre 2.000 y 15.000 euros.

Problemas de válvulas: en la actualidad, la mayoría de los motores emplean taqués hidráulicos para el ajuste de las válvulas. Un mal aceite provoca un desgaste prematuro de los árboles de levas y de las válvulas. Reparar una culata y los árboles de levas tiene un coste de entre 1.000 y 3.000 euros.
Roturas de turbo: si el aceite que elegimos no soporta bien las altas temperaturas y se carboniza fácilmente, puede llegar a rayar el eje del turbo y provocar holguras que rompan por completo el turbo. Esta avería supone un desembolso de entre 600 y 2.500 euros.

Problemas con el filtro anti partículas: un mal aceite puede provocar un exceso de residuos en los gases de escape que provoquen la obstrucción del filtro anti partículas. Esta avería cuesta entre 1.000 y 5.000 euros.

Cómo mirar el nivel de aceite del coche

Los coches cada vez tienen unos plazos de mantenimiento más prolongados y se debe comprobar el nivel antes de cada cambio. Llevarlo por debajo del mínimo tiene dos inconvenientes:

1.- Podemos llegar a quedarnos sin lubricación en algunos momentos al no aspirar bien la bomba de aceite porque se desceba.
2.- Al haber menos aceite, éste se calienta más y refrigera peor la mecánica.

Tampoco es bueno que el aceite esté por encima del máximo, lo que puede provocar problemas de autoalimentación en los motores diésel (el aceite entra en el cilindro y se quema como si fuese combustible), barboteo por los golpes de los contrapesos del cigüeñal en el cárter, etc. Para mirar bien el nivel de aceite, debemos estacionar el coche en una superficie completamente plana, apagar el motor y dejarlo reposar como mínimo 15 minutos

Es muy importante en algunos motores esperar al menos 20 minutos desde que añadimos aceite hasta que comprobamos el nivel en la cala, ya que en estos motores el aceite tarda mucho en retornar al cárter. Si no esperamos suficiente tiempo, veremos poco aceite en la cala y añadiremos demasiado.

Aditivos para el aceite

En el mercado existe una amplia variedad de aditivos con propiedades milagrosas para el aceite del motor. Los hay que prometen millones de kilómetros para la mecánica, otros que reducen el consumo, que eliminan los humos, que sellan las fugas…
Hay algunos que funcionan bien y su uso es recomendable, especialmente los que buscan reducir la fricción y los desgastes, pero hay que tener cuidado. Los aceites sintéticos ya contienen muchos aditivos y es probable que algunos sean incompatibles con los que añadamos a posteriori.

No son recomendables los aditivos para limpiar los motores y descarbonizarlos

Resumiendo:

algunos sí son recomendables, pero debes asegurarte de que son de una marca reconocida y que no son incompatibles con el aceite que lleve tu motor.

 

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